Por las
esquinas de una almohada mordida en golpes de perdedora vaga la tarde de este
julio que fue espejismo en cuentos de princesas.
Mecánica,
de fuego enlatado y sonidos de hogares sin mar ni horizonte.
De
cuclillas junto a la puerta esperé.. hasta que mis pies se marchitaron y en mi
vientre se abrieron varios surcos profundos.
Dolor
en todas direcciones. Heridas las
postales de lo prometido.
Mala
tarde de estómago cerrado y miradas clavadas en tuberías oxidadas.
Cuatro
paredes, cuatro… por las que pasear nudillos que no entienden.
Cuatro
paredes, cuatro… sobre las que estrellar un corazón que de tan valiente se
quedó mudo para siempre.
Quizás
dormir seis meses… lo que dura la noche en el Polo Norte.
Caracol
hibernando en babas y lágrimas; animal desnudo de rincón sin dueño congelando
el dolor en bloques de hielo.
Porque
salí demasiado a correr por los parques de los sueños…. porque los aviones
planeaban por un cielo que no era el
suyo… porque debí quedarme amarrada al cenicero.
Y aun
así, sólo pienso en que vuelvas a atravesar el invernadero.
Amante,
cuelga el abrigo, desnúdate del día…
Duerme
conmigo.
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