Calla el aire,
el mar
y hasta el eco de mis pasos.
Silencio para escuchar el verso azul sin letra
que respira en la inmensidad de tus ojos.
Ven... dueño y señor de mis latidos llenos.
Ruego por el inmediato secuestro.
Mi memoria son tus huecos,
el calor nocturno y un rincón colmado de besos.
Enhebra mi espalda a tu cuerpo que yo me muero.
Dime otra vez "te quiero"...
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