Y tú…
tras
engullir cuatro calendarios
y
cabalgar sobre mis manos
te has
coronado como caballo gigante.
Te vi
en la zona devastada
y no eras hombre
sino
estatúa de mármol
asesinando pingüinos.
Husavik
se hundió
detrás
de tus puños…
(y ya
no sueñan las ballenas)
Expulsaste
a los niños de mi calle
a las
flores
a la
fé…
Me
robaste el aire
y las cunas
la cena
con velas,
mis
pies…
(los
aviones de papel)
Y
mientras mi boca caía al suelo
nadie
era capaz de pronunciar tu nombre.
¿Tienen
las estatuas nombre?
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